Inteligencia emocional y creatividad

La creatividad, más que un “superpoder”, es una cualidad de los seres humanos. Lo que nos diferencia entre otras cosas de las demás especies del reino animal, es la capacidad para imaginar, la mentalidad creativa y las emociones. 

Las emociones hacen presencia en un momento creativo desde nuestra perspectiva del mundo alimentada por las sensaciones, olores, colores, figuras y toda esta información en conjunto nos permite identificar nuevas formas y mejoras a través de la sinergia entre emociones -que nos produce ver la puesta del sol detrás de un edificio de arquitectura llamativa, por ejemplo- y el entorno. 

La Inteligencia Emocional (IE) es el conjunto de competencias socio-personales que permiten comprender, regular, expresar nuestras emociones y tomar conciencia de las emociones ajenas. Rafael Bisquerra, en su libro Psicopedagogía de las emociones argumenta que, precisamente, “Las emociones tienen funciones en otros procesos mentales. Pueden afectar a la percepción, a la atención, a la memoria, al razonamiento, a la creatividad y a otras facultades. Así, por ejemplo, se ha observado que estados emocionales relacionados con la felicidad hacen más flexible la organización cognitiva, produciendo más asociaciones neuronales que las normales. Esto tiene una aplicación en la creatividad artística, científica y en la resolución de problemas" (P.71).

Ahora bien, las emociones pueden ser percibidas por reacciones biológicas a través del procesamiento cerebral, donde el sistema nervioso cumple funciones muy importantes como:

El encéfalo, por ejemplo, desempeña un rol principal para las capacidades artísticas, el pensamiento racional y las formas como percibimos el mundo. El cerebro es responsable de los sentidos y de contener los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo. Los neurotransmisores son factores biológicos clave para el lenguaje emocional, debido a papel que desempeñan para distinguir estados de ánimo, sensaciones como frío, hambre sueño, entre otros.

Los neurotransmisores son esenciales para generar ideas, potenciar el bienestar y la creatividad, por esta razón se enunciarán algunos neurotransmisores característicos en la creatividad:

·        Dopamina: Es quizá el neurotransmisor que más influencia tiene en la creatividad, activa las sensaciones de placer, relajación y calma; tiene una estrecha relación con la autoconfianza, la motivación, la energía física y mental.

·        Endorfinas: Actúa en la memoria, el crecimiento y desarrollo del individuo, proporciona sensación de bienestar, relajación y disminuye el dolor. También es conocida como la “hormona de la felicidad”.

·        Serotonina: En buenas cantidades ocasiona bienestar, de lo contrario se puede sufrir tristeza o depresión. También se encarga de regular el sueño, provee sensaciones de buen humor y felicidad.

·        Acetilcolina: Influye en el funcionamiento visceral, la atención, el aprendizaje y los recuerdos. Además, fomenta la capacidad resolutiva.

·        Noradrenalina o Norepinefrina: Mantiene el estado de alerta (lucha o huida), le permite al cerebro elegir información relevante del entorno mediante la atención que este produce. Con la Dopamina, regula el aprendizaje, la memoria y la motivación.

·        Glutamato: Interviene en el almacenamiento de la memoria, la regulación emocional, el aprendizaje, la neuroplasticidad y la atención.

·        Glicina: Le brinda al cerebro una sensación de calma lo cual permite reducir el estrés.

 En general, mediante los neurotransmisores es posible adquirir mayor grado de motivación, bienestar, felicidad, adaptación a los cambios, gestión del riesgo y el fracaso, buen humor, etc. La mejor forma de fomentar el cuidado de nuestros neurotransmisores es adquirir una alimentación saludable y balanceada. Acciones como beber la suficiente cantidad de agua en el día para hidratar el cerebro, evitando consideradamente el desgaste; tener rutinas de descanso (e incluso evitar aparatos electrónicos en estas pautas); practicar actividades que generen bienestar como yoga, REMIND, entre otras. He aquí la importancia de la inteligencia emocional en beneficio de la creatividad.

Por tanto, una vez desarrollada nuestra inteligencia emocional (con disciplina), podemos llegar al estado del Flow (Flujo en Inglés). Mihali Csikszentmihalyi, principal referente de este concepto afirma que este estado de flow conduce a las personas a la creatividad. Según Csikszentmihalyi, el Flow o flujo aparece con el objetivo de mejorar la calidad de vida, “señalar el camino” y tiene aplicación en diversos campos de la cotidianidad. Afirma también que “El estado óptimo de experiencia interna es cuando hay orden en la conciencia. Esto sucede cuando la energía psíquica (o atención) se utiliza para obtener metas realistas y cuando las habilidades encajan con las oportunidades para actuar”. En un estado de flujo se puede experimentar tal satisfacción y bienestar de paso a la creatividad.

Recordemos que una complejidad de la creatividad es que el cerebro, entre todas nuestras tareas que programamos en el día a día, identifica las que menos energía invierte y toma rápidas decisiones que le permitan mayores facilidades y reducir el agotamiento, entonces sus decisiones se basan en lo que ya conoce o tiene programado en su memoria. A continuación, se presentan ciertas barreras de la creatividad:

Quizá sea neuroplasticidad o evolución, lo que ha conllevado a que las personas desarrollen su creatividad en diversos escenarios y puedan adquirirla en indefinidas condiciones, es decir, algunos se inspiran o fluyen en entornos tranquilos, viajando, escuchando música, haciendo actividades que les permita evadir la rutina, cocinando, entre muchos más. Por consiguiente, estos estímulos dependen del individuo y por ello también su originalidad. Es esencial conocer nuestras emociones y gestionarlas como primeros pasos, favoreciendo el proceso creativo personal y colectivo.

Imagen adaptada de Canva.

Bibliografía: